El Principe Mateo, una noche en el bosque

Era una vez, en la antigua ciudad de Montcada i Reixac, vivía un joven príncipe llamado Mateo. Una noche, el rey le dijo a Mateo que un libro mágico, lleno de sabiduría, había sido robado. Sin ese libro, el reino estaba en peligro. Mateo decidió ir al bosque a buscarlo, acompañado por su amigo Ikeo, un pequeño panda. - Tenemos que encontrar ese libro, Ikeo, dijo Mateo.

Mateo e Ikeo entraron en el oscuro bosque. Al principio, todo parecía tranquilo, pero pronto encontraron su primer obstáculo. Un río caudaloso les bloqueaba el camino. - ¿Cómo cruzaremos esto? preguntó Ikeo. - No sé, pero debemos intentar, respondió Mateo. Buscaron un puente o un tronco para cruzar.

Después de cruzar el río, Mateo e Ikeo se encontraron con un búho sabio. - Para encontrar el libro, deben resolver mi acertijo, dijo el búho. Mateo pensó mucho, pero no pudo resolverlo. - Esto es muy difícil, dijo Mateo. Intentaron una y otra vez, pero el acertijo parecía imposible. Ikeo también intentó ayudar, pero sin éxito.

Mateo se sentó en una roca, desanimado. - No podemos hacerlo, Ikeo, dijo Mateo. - No digas eso, Mateo, respondió Ikeo. - Pero hemos fallado tantas veces, dijo Mateo. Las lágrimas empezaron a llenar sus ojos. Ikeo le dio una palmadita en la espalda para consolarlo.

De repente, un hada apareció. - No te rindas, pequeño príncipe, dijo el hada. - ¿Quién eres? preguntó Mateo. - Soy el hada de la sabiduría. La respuesta al acertijo está en tu corazón. Mateo cerró los ojos y recordó las palabras del búho. De pronto, supo la respuesta.

Mateo corrió hacia el búho y le dio la respuesta correcta. - ¡Bien hecho! dijo el búho y les mostró el camino al libro. Mateo e Ikeo encontraron el libro escondido bajo un árbol viejo. - ¡Lo logramos! exclamó Mateo. Regresaron al castillo con el libro y salvaron el reino. - Gracias por no rendirte, Mateo, dijo el rey. - Siempre confiaré en la sabiduría, respondió Mateo.